Detrás del trazo - Ilustración: Selva
“¡Selva! ¡Oh Dios mío, qué palabra tan alegre y tan fresca! Qué palabra para mí tan llena de reminiscencias…”
— Juana de Ibarbourou

Proceso creativo:
Cada elemento fue trabajado a mano con técnicas mixtas: gouache, lápices de colores, texturas manuales. Luego, todo fue compuesto en Photoshop para construir esta escena cargada de atmósfera y misterio.
Prueba de planos



Boceto general con personaje de prueba
Boceto general con personaje de prueba

Experimentaciones analógicas










Entre caminatas silenciosas por el bosque y experimentar con técnicas analógicas para luego ensamblar cada elemento en Photoshop me permitió traducir esa atmósfera húmeda, verde y casi mágica. Fue un proceso que no solo dio forma a la imagen, sino que me hizo crecer en sensibilidad y en escucha visual.
📖 Haz clic para leer el poema completo que me inspiró realizar esta ilustración: “Selva”, de Juana de Ibarbourou.
Selva; he aquí una palabra húmeda, verde, fresca, rumorosa, profunda. Cuando uno la dice, tiene enseguida la sensación del bosque todo afelpado de musgos, runrruneante de píos y de roces, lleno de los quitasoles apretados y movibles de las copas de los árboles, bajo los cuales las siestas ardientes son tan dulces y donde es tan grato, tan grato, tenderse a soñar. ¡Selva! ¡Oh Dios mío, qué palabra tan alegre y tan fresca! ¡Qué palabra para mí tan llena de reminiscencias! Huele a eucaliptos, a álamos, sauces, a grama; suena el viento a agua que corre, a pájaros que cantan y pían, a roce de insectos y croar de sapitos verdes; evoca redondeles de sol sobre la tierra, frutas silvestres de una dulzura áspera, caravanas de hormigas rojas cargadas de hojitas tiernas, penumbra verdosa y fresca, soledad. ¡Oh Dios mío, evoca mis quince años y toda mi alegría sana, inconsciente y salvaje!

Toda ilustración nace de algo que no se ve: una palabra, una emoción, un recuerdo o una ráfaga de luz.

Esta fue mi manera de habitar ese bosque que me imaginó primero a mí.




